urte berri on

La caricia del gato negro Año VI. El Parque Mowg y poco más.

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Estaba debatiéndome entre escribir unas líneas para mantener la tradición anual o pasar del tema, ¿para qué, si nunca me paso por aquí y no tengo mucho que contar?

Pero, claro, el debate se ha dado delante de la página en blanco y aquí estoy, rellenando el hueco casi por inercia, tecleando por reflejo nostálgico.

¿Cómo va la vida por estos lares? ¿Hay pandemia también en el ciberespacio?

Y, más importante, ¿suenan los petardos en orejas eléctricas? Espero que no. Malditos petardos. Malditos idiotas. El gato negro está soñando para vosotros una muerte lenta y dolorosa.

Hecha la introducción, vamos al grano. Este año La caricia del gato negro no ha ampliado fronteras, así que os ahorraré ese ya clásico mapamundi anual. La partida de Risk se ha congelado. Alguno de los participantes ha fenecido. O se ha ido a mear.

Groenlandia (Kalaallit Nunaat) es la nueva utopía. Soñamos con ella durante años y al final la supimos inalcanzable. Ahí queda como símbolo de lo intangible, como Olentzero o los Reyes Magos, que parecía que sí, pero no. Como cuando la idea de la mortalidad nos alcanza y ya no nos suelta despojándonos de esa sensación de invulnerabilidad adolescente. Como cuando soñamos con ser escritores de éxito y mira tú por donde…

Ya lo veis, 2021 ha hecho un buen trabajo. Ha sido un año que… Bah, no merece la pena. Le daremos cierre con gusto.

Este año no hemos conquistado ningún nuevo país, creo. Apenas hemos escrito lo justo para no perder agilidad. Pero al gato negro todo eso le da igual. Quiere que siga aquí. Y aquí seguiré, para bien o para mal.

Así que me conformaré con informaros —aunque esto solo interesará a las buenas gentes de Bizkaia en edad escolar— que este año he dado inicio al relato del certamen literario Bizkaidatz Txikia, que organiza Bizkaiko Foru Aldundia / Diputación Foral de Bizkaia y en el que podrán participar, hasta marzo, niños y niñas del territorio. La idea es que, a partir de ese inicio que les propongo, continúen el relato y lo concluyan. La historia va de un parque de atracciones abandonado que en realidad no estaba tan abandonado como parecía. La ilustración que abre el cuento es de Ruth Juan. Si conocéis a alguien que quiera animarse, aquí os dejo las bases y el inicio del relato.

El parque Mowg

Y esto es todo lo que vengo a deciros. Además de desearos un 2022 que, por muy mal que pinte siendo tan par y tan lleno de patitos, sea de los buenos. A no ser que hagas uso de petardos y demás pirotecnias. En ese caso morirás tal como el gato negro haya soñado.

Quizás el año que viene haya más relatos y menos ruido.

Un abrazo querid@s.

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Relatos olvidados (Vol. 6). Especial de Navidad

Ya estamos aquí otra vez. La elipse vuelve al origen y el portal para la transición numérica abre su paso. Procedemos a traspasarlo —a no ser, claro está,  que una uva se nos atragante o la detonación de un petardo nos haga tomar el otro camino en la bifurcación—.

En cualquier caso no hay uva ni mamarracho pirotécnico que pueda evitar que el ciclo orbital se complete poniendo el punto y seguido —punto y final en los casos alternativos antes mencionados— a nuestra historia. Para despedir este capítulo de doce meses y, a falta de nuevos relatos —que llegarán—, recuperamos un entrañable cuento navideño al más puro estilo de La caricia del gato negro. La mosca muere sola.

O no.

Aunque el tono habitual de esta bitácora nos ponga difícil aquello de transmitir buenos augurios, La caricia del gato negro os desea un grato cambio de dígitos, libre de uvas malintencionadas y de genocidas en potencia con olor a fuegos de artificio.

Urte berri on!

Feliz 2020.

¡¡¡Groenlandia!!!

Firmado: El gato negro y su fiel servidor.

 

La mosca muere sola 1La mosca muere sola

El débil sol de invierno se ha escondido tras la colina y, desde la ventana, alguien observa los copos blancos, iluminados por los primeros destellos intermitentes de las farolas. Mira hacia la estrecha vía de hormigón que lleva a la casa y en cuya linde la hierba luce tupida excepto en la superficie donde descansa su furgoneta. Detrás de esta, en un área de similares medidas, las briznas están empezando a crecer.

Mira la televisión y un anuncio publicitario le recuerda —como si pudiera olvidarlo— que es Navidad. Piensa en lo rápido que… (seguir leyendo)

Buena noche de la purga y feliz 2019

Urte berri on 2018The purge (La purga), es una película sobre un futuro en el que cada año, durante un día, queda anulada la persecución de todo crimen. Carta blanca al salvajismo y la violencia. Aunque por estos lares haya más de un día al año que cumple con estas características, hoy lo digo, claro, por los petardos, fuegos artificiales y demás pirotécnicos engendros. Noooochee de paaaaz… ¡BOUM! …nooooche de amoooor… ¡¡KABOUM PAUM PRRRAPAPAKABUM!! Con cada detonación el cabreo aumenta y pienso: “¿no sería este un buen momento para fichar a sicópatas?”, “que alguien registre sus casas, por Dios, seguro que hay cadáveres en la nevera”, “¿a qué está esperando el FBI para estudiar este tema?”. Al final llego a la conclusión de que tal vez esta sea la clase de sicópata que encaja a la perfección en nuestro mundo. Pensaré en ello.

Por el tono del anterior párrafo —ya está aquí el alma de la fiesta—, notaréis que el gato negro despide el año invitándole a salir con viento fresco. No han sido sus mejores 365 días, aunque no todo haya sido malo. Al fin y al cabo ha sido un ciclo en el que mi “pasatiempo” o “hobby”  —así definen la creación literaria algunos funcionarios del servicio público vasco de empleo—, empieza a mostrarme ciertas opciones laborales, tímidas pero interesantes. De ahí que haya bajado mi productividad en lo que a relatos se refiere (no os preocupéis, seguiré compartiendo nuevo material por estos lares).

Así es, el año ha tenido cosas buenas en lo personal. Algunas de las cuales quedan resumidas a la perfección en este fragmento del relato que presenté hace tres años al certamen Bizkaidatz y en el que el protagonista, un alumno de taller literario, de forma así de impertinente, criticaba la posición de su profesor, un escritor “de verdad”. A continuación, en el colmo de la vanidad, voy a citar mi propio texto. Mal asunto (más…)