Una selección, por entregas, de los primeros relatos de La Caricia del Gato Negro. Historias que, debido a las pocas interacciones de los inicios, no tuvieron el eco de las posteriores y que muchas de las personas que siguen el blog no han tenido la oportunidad de leer.
Juan Diego Murillo era muy feo. Entre mil personas habituadas a mostrar corrección, ni una sola sería capaz de decir «no es para tanto». Su cara, abstracta y asimétrica, ni siquiera se asemejaba a un rostro humano. En la mitad derecha, unas olas de piel colgante se empeñaban en arrastrar hacia abajo cualquier signo de normalidad. Apenas podía cerrar del todo aquellos sufridos párpados que parecían cargar con toda su frustración. La parte izquierda era otra historia: los rasgos, algo más normales, contrastaban de tal manera con los del lado opuesto que el resultado de la combinación de ambos era grotesco… (Seguir leyendo)
Las noches de domingo solíamos ponernos una película tumbados en la cama. Casi siempre la veíamos en dos tiempos. Las caricias hacían que nuestra atención no tardara en desviarse de la pantalla hacia nuestros cuerpos. Después, aún entre jadeos, rebobinábamos hasta el punto en el que habíamos perdido el hilo de la historia. Todas las películas, incluso las tristes, nos hacían sonreír. Es en la primera parte, la de las caricias, en la que ella adquirió la costumbre de pasar la mano por mi ombligo y escarbar con su dedo corazón. A veces, sacaba una pequeña pelusa azul con la que jugueteaba delicadamente unos instantes, antes de dejarla en su mesilla. A pesar de que me gustaba presenciar aquel ritual cada vez que ocurría, he de reconocer que no le di importancia hasta que sentí su ausencia.
Un domingo de noviembre… (Seguir leyendo)
Me encantaron ambos, Andoni. Gracias por traerlos por aquí 😉☘️. Un saludo.
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Gracias Yai! 🙂
Me daba pena que hubieran pasado casi desapercibidos hace más de dos años, cuando empecé a compartir relatos en este blog y muy poca gente lo seguía.
Un placer siempre tenerte aquí y visitarte allá.
Abrazo.
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Geniales inicios, Andoni. Geniales, de verdad
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Gracias Marina,
Abrazo.
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A ti
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Hola Andoni, gracias por compartir tus relatos olvidados. Ambos me gustaron, aunque sentí más predilección por el primero por percibirlo más oscuro, retorcido y donde se plantea un tema tan interesante como el rechazo hacia lo diferente y la soledad. Saludos 🙂
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Hola Coremi. Gracias a ti, como siempre, por tu visita.
Sí, «Feo» es un relato más oscuro que tiene distintos niveles de lectura. Me alegra que te gustara.
Un abrazo.
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Reblogueó esto en Gocho Versolari, Obra Poética.
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Hola Andoni,
Dos relatos dolorosamente intensos. Él de un hombre desesperado por su aspecto físico que tiene que fingir constantemente hasta que llega ese final inquietante. Y cómo una pareja se va deteriorando, primero se nota con las pequeñas cosas, que antes parecían deliciosas hasta convertirse en insoportables al final.
Me han encantado ambos relatos.
Un fuerte abrazo.
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Gracias por la lectura y por tu comentario, Ziortza.
Así, es, recuerdo que cuando empecé a escribir «Feo», hace ya unos añitos, pensé que era una historia con un potencial alegórico; la belleza/fealdad física es más fácil de apreciar a primera vista, y sin embargo, esa «careta» que se pone Juan Diego es la que cualquiera puede ponerse (físicamente o comportamentalmente) en un momento determinado para ser socialmente aceptado o deseable. Si esa careta perdura, nos pasa una factura cada vez más abultada.
Y esas pelusas… las defines perfectamente.
Un abrazo.
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Me ha encantado ambos relatos, pero sobre todo, el del hombre feo. Una lástima que en la sociedad en la que vivimos haya por costumbre rechazar todo aquello que es diferente.
Escribes genial, espero poder leerte pronto!
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Hola Paula. Me alegra que te hayan gustado los relatos.
Muchas gracias por pasarte por aquí y por tus palabras.
Un abrazo y nos leemos.
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Dos relatos muy buenos, completamente distintos.
Por una lado el del hombre de la máscara, representando en el fondo, a todos los que no nos sentimos a gusto con nosotros mismos o no nos atrevemos a mostrarnos como somos y echamos manos de imaginación para ocultarnos ante los demás… algo bastante frecuente.
Por el otro lado el desamor… he sentido paso a paso ese declive del amor, despacio, apenas con una ligera pendiente, pero cuesta abajo y cada vez cogiendo velocidad hasta llegar a la frialdad más absoluta.
Gracias por traerlos de nuevo, Andoni. Un abrazo.
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Gracias a ti Estrella.
Me daba pena que se hubieran quedado estos (y algunos otros relatos) atrás en el historial del blog y por lo tanto lejos del alcance de las personas que no estaban por aquí desde el principio.
Traeré, además de los nuevos, alguno más de los inicios.
Un abrazo.
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Me parece una idea excelente que las recuperes. ¿Por qué nos costará tanto rebuscar en los blogs ajenos?
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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La verdad es que me encanta darme mi vuelta diaria por los blogs que sigo (y otros nuevos que voy descubriendo). Aunque son tantas las notificaciones, que cada día se quedan muchas por el camino. Espero, tarde o temprano, llegar a todos los blogs amigos y ponerme al día en aquellos que tengo un poco abandonados.
Gracias por tu visita y tus palabras amigo Alberto.
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Supongo que al final todos estamos un poco saturados de notificaciones…, aunque siempre descubrimos algo que nos interesa.
Un abrazo.
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Muestras un estilo, abrumador, que hace visualizar con el alma lo que ocurre y lo que se siente. Tengo envidia sana. Un abrazo
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Muy agradecido por tus palabras, Daniel.
Un abrazo.
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