
Mi relato: Recuerdos sin nombre
A finales de septiembre estuve en Donostia y, entre otras cosas, me pasé un buen rato delante de un artilugio azul intentando sacar mi relato seleccionado para la iniciativa Kultur Dealers —ya sabéis, esas máquinas expendedoras de microrrelatos que instalaron en distintos puntos del territorio—.
Antes de conseguir que mi relato se deslizara por la rendija dispensadora (tened en cuenta que se imprimen de forma aleatoria) pasó por mis manos un buen puñado de relatos y microrrelatos de otros autores y autoras seleccionadas.
Hace poco la curiosidad me llevó a realizar una búsqueda en las redes. La idea era responder a esta pregunta: ¿qué visibilidad se ha dado a la iniciativa y su acogida? ¿y a los participantes y sus relatos? Así que tecleé “Kultur dealers” en el buscador. La conclusión es que más allá de la propia existencia de las máquinas expendedoras, que en muchos casos han pasado intervalos fuera de servicio, no he encontrado contenidos significativos ni seguimiento de tan estimulante iniciativa. A nivel oficial (organizacional), las últimas noticias e informaciones datan de junio, cuando se pusieron en marcha las máquinas azules escuperrelatos. Después los ecos y reverberaciones han sido apenas existentes y mayoritariamente particulares (los autores publicados dando la murga, como yo, en las redes).
Por todo esto, terminada ya la campaña Kultur Dealers 2017, y tras leer los relatos que acabaron en mis manos mientras buscaba el mío para sacarme la foto de rigor, he decidido hacer esta publicación para dar visibilidad (tan humilde como la capacidad de difusión de este blog) a algunas de las creaciones que me han parecido dignas de mención. A continuación, fotos de algunos de esos relatos que el artilugio azul regurgitó para mí.
Los relatos y sus autores son los siguientes:
- Treinta y uno, de José Luis Gómez Álvarez.
- El teatro de mis sueños, de Álex Andreu Celestino.
- Gernika, de Pablo Llanos Urraca.
- Pórtate bien, de Igor Alustiza San Vicente.
- Balones en el tejado, de Aingeru Martínez Rosas.
- Cara de tonto, de Manuela Ipiña Pando.
- Cuatro estampas, de Ana Martínez Blanco.
- Policías y ladrones, de Noelia Lorenzo Pino
- Bancos mágicos, de Martín Lamo
Para ver cada foto en mayor tamaño y leer el relato, pinchad en las imágenes:
Eskerrik asko Andoni, por compartir 😉
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Eskerrak zuri, laguna. 🙂
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Oso ondo Andoni, besarkada bat!
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Eskerrik asko! Ta hor doa nire besarkada bueltan.
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Desconocía el sistema y me parece excelente, aunque imagino que desafortunadamente no lo copiaran en el resto del territorio. Muchas gracias por acercarnos esos relatos.
Un saludo.
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Es una pena que no se «contagien» este tipo de iniciativas. Un placer difundir y haceros llegar esta pequeña muestra.
Gracias y un abrazo.
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No conocía eso de las máquinas expendedoras de relatos. 😐 Una lástima que la iniciativa no se haya difundido como merece.
Los relatos geniales, sobre todo el de los números primos y el de los balones en el tejado.
Saluditos Andoni! 😉
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Esperemos que haya próximas ediciones y se le de un poco más de difusión.
Estoy de acuerdo: dos relatos cortos muy interesantes los que mencionas.
Gracias por la visita y un abrazo.
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Pues no conocía de la existencia de este movimiento de relatos. Eso sí, me fascina la idea. Me han dado ganas de hacer yo también alguna que otra cosita por ahí.
Un besote gatito negro
Noa
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Cualquier iniciativa en ese sentido es bienvenida.
En este caso creo que ha faltado darle más difusión.
Pero una idea bonita al fin y al cabo. Y bonito también pensar en transeúntes relato en mano.
Un besazo Noa.
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Es la primera vez que oigo hablar de esta iniciativa. Lamento que se haya quedado lejos de viralizarse.
Me gusta tu relato.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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Una pena, sí. Esperemos que en la próxima edición le saquen más chispas a la iniciativa.
Muchas gracias Alberto, un abrazo.
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Solo por curiosidad, ¿de quién es la iniciativa?
Me da la sensación de que no le han sabido sacar todo el jugo que tenía.
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Es una iniciativa de la Diputación de Gipuzkoa.
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¡Qué pena que esas pequeñas perlas pasen desapercibidas! Gracias por recogerlas y darles aquí esa visibilidad que se merecen. A mis ojos, les han encantado.
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Nunca había oído hablar de la existencia de esta máquina, es una pena que no lo lancen.
Buen relato.
Un abrazo 🌷
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Muchas gracias 🙂
No sé si todavía quedará alguna en funcionamiento. Lo que sí sé es que no he vuelto a tener noticias al respecto, así que supongo que habrán quedado en el olvido…
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