—Fue un harakiri limpio y completo —dijo Takeda a su señor—. Aquí tiene el cofre que desapareció anoche. En él introdujo su nota de despedida.
El señor leyó:
Las monedas de oro que llenaban el cofre ya no forman parte de tu fortuna. Son ahora el futuro de mi familia. Ellos tampoco te pertenecen; ni Yuriko ni los niños. Están lejos. Mucho más allá de tus fronteras. Que mi sangre sea el precio de la deshonra.
Las lágrimas se deslizaron por el rostro del señor. Los vasallos comprendieron la decepción de verse traicionado por su mejor samurái. Él, ajeno a la condescendencia que le rodeaba, acariciaba en su bolsillo el collar que ella rechazó.
Andoni Abenójar
Ilustración de Laura Abenójar
¡Lujito de relato! Es admirable cómo has condensado la información y en el final le das una vuelta muy interesante. Que sepas que me vas a tener por aquí. Abrazos.
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Gracias, lo mismo te digo.
Abrazo.
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Magnífico aporte! Gracias
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Gracias a ti, César.
Un abrazo.
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Muy bueno, Andoni!
Un abrazo grande.
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Gracias María. Acabo de encontrar tu mensaje en la carpeta de spam… Tema solucionado 😉
Otro abrazo muy grande.
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No hay nada más complejo que lograr un relato breve que cuaje y en éste has dado muestra excelente de ello, Andoni. La trama, aunque sea trágica, no deja de ser muy hermosa.
Un gusto leerte. Abrazo cordial.
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Muchas gracias Ernesto. Muy significativas palabras viniendo de ti.
El gusto es mio. Un abrazo.
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Precioso, es un arte contar tanto con tan pocas palabras y ademar lograr emocionar. Es genial, felicidades 🙂
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Muchas gracias por tus palabras Estefanía. Un lujo tenerte por aquí.
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Es un bonito relato, pero un samurai jamás se haría el harakiri por su familia. Esta élite seguidora del código del bushido solo sirven a su señor.
Esto es parte de su credo:
No tengo parientes. Yo hago que la tierra y el cielo lo sean.
No tengo hogar. Yo hago que el shintao lo sea.
Por otro lado necesitan un ayudante para el suicidio japonés, y al contrario de las creencias nunca estaban solos.
El suicidio ritual japonés o seppuku ya que harakiri lo consideran vulgar, solo se da sí el caballero samurai, siente que ha deshonrado a su señor o ya es demasiado mayor para luchar por el.
De todas maneras me ha parecido un micro muy bonito. Espero que no te moleste mi explicación.
Saludos.
Haijin María.
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No me molesta para nada y me encantan tus explicaciones. Te cuento mi idea a la hora de escribir el relato en relación a esos detalles que mencionas sobre el ritual muchos de los cuales conocía.
Sobre el motivo del «seppuku» (no usé este término más fiel porque es menos conocido por aquí, pero efectivamente, como bien dices, lo normal sería que los personajes usen «seppuku») el samurái del relato lo hace por haber deshonrado a su señor róbándole, no por su familia.
Por otro lado, al no describir cómo ocurre el seppuku en el relato, doy por hecho que se realizó siguiendo el ritual, es decir, con un ayudante, pero no vi necesario detallarlo.
Gracias por la lectura y por el comentario tan instructivo. Siempre un placer conocer más detalles.
Un abrazo.
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Andoni, Además de todos los comentarios, me detuve en esa respuesta. Encontré en ella el valor de escribir, teniendo una preparación previa e investigación sobre el tema. Creo que es aquí donde radica la riqueza de tu relato y es por ello que un par de párrafos son tan poderosos.
Mis cinco minutos de lectura mejor invertidos por hoy.
Saludos Andoni.
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Muchas gracias por tus palabras. Comentarios tan generosos refuerzan el ímpetu de seguir escribiendo.
Un abrazo Antonio. Y gracias también por reblogear. 🙂
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Por otro lado se me olvidaba, jamás resultaba limpio, el ayudante tenía que rajar hasta el esternón, antes a izquierda y a derecha, las tripas a veces se salían, otras solo con el gesto bastaba y el ayudante le cortaba la cabeza.
También disponían de una pequeña bandeja entre sus rodillas para recoger los intestinos tras el tajo. Era muy doloroso y terrible.
En fin que no era muy agradable de ver.
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Al referirme a «un harakiri limpio» me refería a algo que casi nuca sucedía, y es que sin necesitar al ayudante: este samurái fue capaz de hacer los movimientos completos con todo el sufrimiento que conlleva. Ni siquiera necesito el golpe de gracia (decapitación) de manos del ayudante. Esa era mi idea, otra cosa es que no quede claro 🙂
Gracias otra vez y un saludo.
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Yo no me hago Harakiri ni de loca XD (¿por mi familia?) Me llevo el oro y me voy a dar la vuelta al mundo. Okno. Me encantó el relato, aunque por la traición esperaría una rabia tremenda. Aunque la rabia también saca lágrimas ¿verdad?
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¡Jajajajaja! Estoy de acuerdo, es más, no me haría el harakiri en ningún caso: no soportaría ver el suelo lleno de sangre sin ponerme a limpiar inmediatamente. Jajajaja
Son lagrimas por el amor que se le ha escapado, no por la traición de su samurái. Hay cosas que el dinero y el poder no pueden comprar 😉
Gracias por la visita y por tu comentario.
Abrazo.
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¡Hola Andoni! Al margen de que el micro sea o no fiel a las tradiciones, creo que consigues lo que cualquier escritor pretende con un pequeño relato: contar una historia, condensarla en poco espacio y que provoque reacción en el lector. Sentimientos que son muy poderosos y que están por encima del deshonor, la desolación que provoca la traición y que conlleva el suicidio y por último la decepción, están perfectamente retratados en pocas líneas.
Enhorabuena, genial microrrelato.
Un abrazo muy fuerte.
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Muchas gracias Ziortza. Siempre un placer tenerte por aquí y leerte por allá 😉
Mi abrazo de vuelta.
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Me recuerda a Shogun, libro que habre releido mil veces!!!.
Muy bueno!!!
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Ese es uno de los libros que tengo pendientes.
Gracias por pasarte, Jordi. Y por tu comentario.
Abrazo.
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genial la historia que cuentas en tan poco espacio. y la ilustradora no desmerece nada el conjunto. enhorabuena
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¡Aupa Öskar!
Eskerrik asko por la visita y por tu comentario.
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Ohera nijoan, baino zure blogeko sarreran goatu naiz.
Beti bezela mundiala Andoni, motza ta bukaera on bat. Txalo zutzako.
Besarkada Andoni. Laister arte
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Gabon Fabian.
Ederra ohera joan aurretik zure mezua irakurtzea, beti ohi duzun hitz atseginekin.
Besarkada eta esker mila, laguna.
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que decir! Los micros son una técnica interesante. Abrazos, aplausos, saludos y espasmo Su vecino j re
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¡Gracias juanre!
Abrazo.
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Cuanto contado en tan poco. Soberbio
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Muchas gracias por la visita y tu comentario. Así he podido asomarme a Enredando sombras con letras. Y me gusta lo que leo… 🙂
Un abrazo.
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Me alegra mucho oír eso. Pásate cuando quieras y no dudes en comentarme lo que te guste… O lo que no.
Saludos!
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Eso está hecho.
Saludos!
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Reblogueó esto en Phaetoy comentado:
«Pertenencias» un breve relato del escritor Andoni Abénojar, un instante de asombro e intriga.
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Hola 🙂 wow que buen relato con lo que me gustan las historias de samurais. En muy pocas palabras hay toda una historia y da para imaginar y hacer conjeturas. Muy bueno como siempre. Saludos
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¡Muchas gracias Coremi! Es lo que intento con los microrrelatos: que una historia corta tome vida más allá de lo escrito y crezca en la cabeza del lector.
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Acabo de descubrir el blog y creo que ha conseguido atraparme. Admiro a la gente como tú que es capaz de condensar tanto en pocas frases, igual es porque yo soy todo lo contrario jajjaa
Enhorabuena por tus relatos, sigo leyéndote!
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Gracias por la visita y por tus palabras. Un placer doble: tenerte por aquí y descubrir tus letras.
Nos leemos. Un abrazo.
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