URTE BERRI ON, FELIZ 2017

tumblr_static_549218_10151455335607280_1773910369_nParece el título de un relato de ciencia ficción, al menos a mí me lo parece, por lo inverosímil de que este trocito de existencia transcurra tan veloz. Tanto que, a menudo, resulta difícil detenerse para disfrutar, saborear, aprender, sacar conclusiones, crecer, amar…

Ha sido un año como otro cualquiera, lleno de vivencias, buenas y menos buenas. Pero esta vez, he dedicado tiempo a valorar, a contemplar, a conocer y conocerme, a trabajar duro y de forma no remunerada para mí mismo (y como consecuencia, para todos los demás). Y solo por eso, el poso que deja el 2016 es profundo y reconfortante.

Que este año que entra sigamos andando el camino de ser nosotros mismos. Por difícil que a veces parezca, es la mejor manera de que las piezas encajen en este puzle de dimensiones existenciales.

Os dejo el último relato del año, aunque sea uno de los primeros que escribí, y con el que obtuve el primer premio en el certamen “¿Qué hay que mantener en el recuerdo?” del blog El ballet de las palabras.

Que 2017 sea un año lleno de letras y emociones.

SOY VÍCTOR

Se bebió el tercer whisky de un trago y miró la televisión de aquel tugurio en el que pasaba las horas. “Tras haber sido anulado el recuerdo, el paciente ha despertado en estado amnésico. Ni siquiera reconoce su propio nombre”. El presentador hablaba de la noticia que llevaba días en boca de todos: La operación de aquel joven al que le iban a extirpar el recuerdo de su ex mujer, mediante una revolucionaria intervención quirúrgica.

Rechazó el whisky que le ofrecía la camarera. Sacó la cartera del bolsillo y al abrirla, observó las tres fotos de Sara que tapaban su carné de identidad. La más reciente tenía un año: ella aparecía en la cama del hospital y su sonrisa resplandecía como una gota de rocío a punto de ser engullida por la tierra. Retiró las tres fotos y las introdujo detrás del carnet que le mostró su nombre.

—Víctor García Marina —susurró.

—¿Me has dicho algo? —preguntó la camarera.

—Soy Víctor.

Pagó, le devolvió la sonrisa a la sorprendida camarera y salió del bar.

Andoni Abenójar

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