Tal día como hoy, hace un año, decidí lanzar mi primer blog literario. La idea era empezar a compartir, de manera totalmente gratuita, los relatos que voy escribiendo con el sudor de mi materia gris y los hondos lamentos de mi alma rota y atormentada. Esta premisa aparentemente bañada en altruismo artístico y humildad creativa, escondía realmente un interés mayor y no tan modesto: esparcir por doquier mis relatos, como polen nuevo para, poco tiempo después, comenzar a recoger los frutos como escritor de éxito. Tras el primer año de vida de La caricia del gato negro había estimado llegar a una masa social lo suficientemente amplia. Me refiero a varios millones de lectores. Después durante el segundo año de vida del blog, terminaría mi primera novela (de la que empezareis a tener noticias a lo largo de 2017 y sobre la cual arrojo la primera y sutil pista en la ilustración que acompaña a esta entrada), y en una jugada maestra la publicaría en un momento en el que contaría con miríadas de compradores potenciales. Entrar de este modo directamente en las listas de superventas no sería complicado. A partir de ahí… presentaciones, charlas, galas, premios, poliamor, hedonismo, algún problema con la justicia por esconder fortunas en paraísos fiscales, conocer a mis ídolos (de los cuales en adelante yo sería ídolo),…
Había planeado que escribiría la segunda novela a caballo entre Bora Bora, Islas Fiyi, San Francisco y Cabo de Gata.
Bien, después de un año compartiendo con tanta generosidad las criaturas nacidas de mis recónditas y retorcidas entrañas, y habiendo consumido un montón de cervezas, cigarrillos, clínex, pomadas para el dolor de espalda y ansiolíticos contra el pánico a la página en blanco, estos han sido los resultados reales que distan significativa y desoladoramente de los esperados:
El blog cuenta con 500 seguidores y ha recibido un total de 10.102 visitas, realizadas por 4.620 visitantes de 48 países. Dejando el mapa de mi conquista del mundo de esta guisa: (más…)